BIENVENIDO AL UNIVERSO WARCREATURES

Explora el basto archipiélago de Las Fortunas y descubre las historias que se esconden en cada rincón de sus islas e islotes.

Se testigo de la revolución genética y robótica liderada por las ciudades-estado.

Ponte en la piel de los Campeones del deporte de masas más salvaje de todos los tiempos.


ALBA, CORREDORA DE ALTURA (PRÓXIMAMENTE)


MIA-257 ¡NUEVO PERSONAJE!


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HISTORIA DE LAS FORTUNAS


El declive de las civilizaciones antiguas fue el detonante de la última guerra, la cual desató el cataclismo que marcaría el final de todas las naciones, y que borraría también al noventa y dos por ciento de las especies del planeta.

El mayor periodo de paz que la humanidad había conocido solo pudo dar paso a la batalla más breve, tóxica y destructiva de todas, y mientras el viejo mundo se desmoronaba siete ciudades-estado emergían en el archipiélago de Las Fortunas; Tyterogaka, Maxorata, Tamarán, Achinech, Ghomara, Benahoare y Eceró.

Los líderes de las siete ciudades-estado, unidos por el férreo compromiso de salvaguardar a los habitantes del archipiélago, impulsaron la construcción de la mayor obra de ingeniería jamás vista hasta el momento, el cinturón de Atlas; un mega-dispositivo que permitió a Las Fortunas aislarse del resto del mundo durante los años venideros.

Mientras que en el exterior la vida se enfrentaba a las coléricas fuerzas de la naturaleza, en Las Fortunas sus habitantes se veían obligados a hacer frente a la creciente escasez de recursos.

Eruditos llegados de todas partes hacían lo imposible para reunir todo el conocimiento que no había quedado sepultado junto con ciudades enteras. Se construyó la Biblioteca de Achinech como un esfuerzo por proteger la literatura, y la Universidad de Tamarán, como lugar de cultivo para las mentes más brillantes. Para cuando el archipiélago pudo abrir sus puertas al mundo se había convertido en la nueva cuna de la civilización.

Nuevos estudios realizados en el campo de la genética permitieron a los científicos de Las Fortunas replicar el ADN de criaturas extintas y devolverlas a la vida, lo que abrió el camino a un sin fin de posibilidades, beneficiando a toda clase de mercados; desde la alimentación a la farmacéutica, pasando por las mascotas y el espectáculo.

La revolución genética dio paso a una revolución robótica, que impulsada por varios descubrimientos permitió la fabricación de androides de uso doméstico y biocomponentes de reemplazo que prometían mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Pero los altos costes de producción y el surgimiento de las familias hizo que muchas personas estuvieran dispuestas a vender su libertad a cambio de un cráneo o un brazo biónico.

Ante esta oleada de oportunidades, magnates de todas las islas invirtieron sus fortunas en un nuevo deporte; los juegos de guerra, que pronto se convirtió en el más popular en todo el archipiélago.